Nissan 300ZX IMSA

Con el GTP ZX-T venciendo con comodidad campeonatos de GTP y brillando con luz propia, Nissan decidió apoyar más seriamente un programa para su recién estrenado 300ZX Z32 a partir de 1989 en Estados Unidos. El campeonato IMSA había organizado una categoría de GT (primero denominada GTO, luego convertida en GTS), donde una lectura liberal de las normativas permitía crear auténticas bestias de carreras con chasis tubular y carrocería en material compuesto.

Se trataba de un coche con chasis tubular en acero al cromomolibdeno, equipado con un evolucionado VG30DETT, con doble turbocompresor, capaz de ofrecer más de 800 caballos a las ruedas traseras

Con esas normas sobre la mesa, Nissan Estados Unidos subcontrató a Clayton Cunningham Racing para crear una máquina a medida. Así, a partir de un chasis tubular de acero al cromomolibdeno, se montaba un cupé de motor delantero-central y tracción trasera. El corazón de la bestia era el VG30DETT. Originalmente se planteó el uso del motor biturbo de serie del Z32, pero pesaba demasiado, así que se acabó desmontado el bloque y replicándolo en aleación de aluminio (el de serie era de fundición de acero), con lo que se creó un propulsor más ligero y tremendamente potente.


La caja de cambios original era la de serie de cinco relaciones, pero pronto se sustituiría por una Hewland transaxle colocada en el eje posterior, para mejorar el reparto de pesos. La carrocería tenía cierta similitud con el 300ZX original, pero del modelo de calle sólo se conservaban los grupos ópticos posteriores. El resto era fibra de carbono.

El propulsor, capaz de erogar entre 650 caballos y 800 al final de su carrera deportiva, se situaba bajo el parabrisas, para ayudar a reducir el momento polar de inercia. Durante el desarrollo del coche, los dos turbocompresores fueron cambiando de dimensiones. Se empezó con dos turbos grandes, para beneficiar la potencia, pero el lag era insoportable para los pilotos, así que se decidió pasar a unos de menor tamaño y menor inercia, que permitían una respuesta más predecible en el acelerador.


Lograría los campeonatos IMSA en 1992 y 1994, con destacadas victorias en las 12 Horas de Sebring y las 24 Horas de Daytona de 1994

La suspensión corría a cargo de dobles triángulos en las cuatro ruedas, mientras los frenos eran de acero (nada de carbonocerámicos aquí). El par máximo del motor, 922 Nm, era otra de las cifras más poderosas de un coche que, en total, pesaba 1.200 kilos con lastre obligatorio para llegar al mínimo exigido por el campeonato.

Aunque los mimbres eran muy buenos, la primera temporada el 300ZX poco pudo hacer frente al poderoso Audi 80 IMSA GTO prototipo, que empleaba el motor y la transmisión del viejo quattro S1 de Grupo B. Los problemas de juventud del coche nipón se dejaban notar y no sería hasta 1990 cuando la máquina realmente empezaría a ofrecer un buen rendimiento.

Tres victorias se llevaría el piloto Steve Millen, número uno del equipo y experto en subidas en cuesta (Rhys Millen, su sobrino, seguro que te suena, entre otras cosas, por Pikes Peak). Millen lograría todavía mejores resultados en 1991, con siete poles y cinco victorias, con su compañero de equipo logrando otra victoria más. Desgraciadamente para Nissan no fue suficiente para proclamarse campeona de constructores del campeonato. 1992 serviría de desquite, con Millen logrando otras cinco victorias, pero sin abandonar en el resto de carreras, obteniendo buenos resultados que le valdrían el título y también el campeonato de constructores para Nissan.

El 300ZX Z32 era para aquel entonces el mejor coche de carreras de su categoría por prestaciones y fiaibilidad, y Millen arrancaba la temporada 1993 con cuatro victorias consecutivas y mirando hacia lo que parecía ser un segundo título consecutivo, hasta que la mala suerte se cebó con él.


En Watkins Glen sufría un aparatoso accidente al adelantar un doblado cuando lideraba la carrera. El piloto doblado no veía venir al 300Zx y se movía inesperadamente y chocaban dejando ambos coches cruzados en unas rápidas curvas en ese antes de meta. Venía entonces el segundo 300ZX a toda pastilla por la pista y se encontraba el accidente de golpe, sin que todavía hubiera habido tiempo de sacar las banderas amarillas, y se producía un segundo accidente todavía más fuerte, con Millen saliendo despedido contra las protecciones en su coche.

Durante una hora, los equipos de rescate estuvieron trabajando para liberar a Millen del amasijo de hierros en los que había quedado convertido su coche tras ese segundo impacto. Padecía una fractura de cráneo, tenía los músculos y nervios de la cara dañados, la mandíbula rota y otro montón de huesos partidos.

Fueron los problemas de la cara los que más tardaron en recuperarse. Millen no podía cerrar los párpados, le costaba dormir, no enfocaba bien… Pero poco a poco fue luchando por su recuperación hasta poder volver a competir en la temporada 1994. Con ganas de revancha, Millen logró la victoria absoluta en las 24 Horas de Daytona, mientras el otro 300ZX vencía las 12 Horas de Sebring.

Con semejante palmarés, Nissan decidía dar apoyo económico al equipo para disputar las 24 Horas de Le Mans de 1994, un año «raro», en el que los prototipos no contaban con gran soporte oficial.

Nissan 300ZX IMSA

El 300ZX Z32 IMSA GTS lograría la victoria en su categoría, e incluso lucharía por la victoria absoluta, para terminar quinto en la general de Le Mans 1994

La pareja de 300ZX Z32 lo hacía bien en clasificación, pero fue en carrera donde realmente brillaron. El coche #76 abandonaba con problemas de encendido, pero el #75, el de Millen, mantenía un ritmo propio de los prototipos de cabeza de carrera, del Dauer 962 que lideraba Le Mans. No sería sin problemas.


El Nissan partía un rodamiento de la caja de cambios primero, y luego sufría un problema en la distribución, que le costaban en total casi una hora de paradas en boxes.

Finalmente el coche era capaz de lograr un quinto puesto absoluto, y la victoria en la categoría IMSA GTS (donde, todo hay que decirlo, sólo tenían por rivales a los RX-7 de Mazda). Sin los problemas de rodamiento y distribución, el coche podría haber luchado por la victoria absoluta, o al menos esa era la sensación que quedaba.

El resto de la temporada estadounidense se saldó con otro título en el IMSA GTS y la sensación del dominio absoluto que los organizadores del campeonato intentaron controlar prohibiendo los motores biturbo. Nissan implantaría entonces el VRH de ocho cilindros en uve empleado en sus prototipos atmosféricos.

Pero Millen volvía a sufrir otro accidente grave, partiéndose vértebras. El tiempo de recuperación era demasiado largo, y Nissan decidía cancelar el programa del 300ZX Z32 en el campeonato, a pesar de tener un coche nuevo por emplear con el ocho cilindros.

En cualquier caso, la gesta de Millen quedaba ya grabada para siempre junto a la historia de la primera victoria de categoría de Nissan en Le Mans, y la épica del retorno de magullado Millen tras el accidente de 1993 en el que casi pierde la vida.

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