BMW 218d Gran Tourer

El Active Tourer ya lo probamos a finales del año pasado, con buenas sensaciones y buenos resultados (lo puedes re-capturar aquí), pero nos quedaba pasar la misma prueba con la versión grande, con el Gran Tourer, que ofrece más espacio de maletero, o la posibilidad de contar con dos plazas extra para contar con siete en total.

Diseño

BMW 218d Gran Tourer

Estéticamente nunca funciona igual de bien un MPV de cinco que uno de siete plazas. Especialmente si ambos comparten muchos paneles. Donde el Active Tourer podríamos considerar que resulta «hasta atractivo» (no me matéis), el Gran Tourer tiene que jugar con unas proporciones más complicadas. Con un techo recto durante más tiempo, con un portón más vertical…


No es un coche feo. No es desagradable de ver, pero no resulta tan bien resuelto como su hermano pequeño. Además, de BMW tiene detalles, como la calandra con sus dos riñones, o la forma de los faros, o el trabajo de superficies, pero no tiene las típicas proporciones de los coches de la marca bávara, y eso juega en su contra.

BMW 218d Gran Tourer

Ahora bien, si nos centramos en el segmento C-MPV, y las variantes con siete plazas o maletero equivalente, está claro que aquí todos se parecen, y el BMW logra jugar con sus diferencias para marcar carácter ante un Grand C4 Picasso o una Ford Grand C-Max, resultando más «dinámico», si es que se puede decir eso de un MPV.

Habitáculo

BMW 218d Gran Tourer

Por dentro no hay grandes sorpresas. Todo lo que te contamos para el Active Tourer el mes de diciembre pasado vale para el Gran Tourer en las plazas delanteras. Es decir, ofrece un ambiente de calidad, con materiales, ajustes y acabados por encima del resto de monovolúmenes de su segmento, con una ergonomía simplemente perfecta.


Está claro que no va a emocionar a nadie con el diseño de sus elementos y sus formas. Para hacer cosas raras BMW tiene a MINI, pero con los productos de su insignia sigue copiando una y otra vez el mismo diseño general que, por otro lado, le da buenos resultados.

Así las cosas, la unidad de pruebas contaba con el acabado Sport, que incluía unos geniales asientos delanteros donde se podía ajustar hasta la anchura entre los pétalos del respaldo, lo que resulta genial. La visibilidad hacia afuera es buena, el espacio en las plazas frontales también, y la posición de conducción está muy bien lograda para ser un MPV.

BMW 218d Gran Tourer

Las plazas traseras de la segunda fila ganan espacio libre al techo respecto al Active Tourer, pero no es algo que «impresione», aunque sí que da sensación de mayor amplitud general. Y luego está el maletero o la tercera fila de asientos opcional, de pago aparte (900€).

Si optas por quedarte el Gran Tourer como cinco plazas puro y duro disfrutarás de un generoso maletero de 645 litros. Créeme, es un maletero enorme, en el que cabe de todo para todos, por lo que una familia de cinco con ese espacio puede estar más que tranquila para cualquier viaje que tenga que afrontar.

Si optas por la tercera fila de asientos la cosa se complica. Son dos asientos extra para emergencias. No tienen anclajes isofix, por lo que no son realmente seguros para montar niños pequeños, pero es que los adultos ahí atrás tampoco caben. ¿Moraleja? Son dos asientos extra para ocasiones muy concretas, pero no para uso común y corriente. Para algo así hay que irse a una Ford Galaxy o algo de ese tamaño.


Por lo demás, del habitáculo nos quedamos con que tiene cotas alineadas con sus rivales de segmento, y con la integración, ahora de serie, de una pantalla de sistema de infoentretenimiento con navegación, que, eso sí, se puede mejorar pagando un extra a cambio del cual gana tamaño y prestaciones.

BMW 218d Gran Tourer

El maletero, por cierto, integra de serie portón automatizado, lo que siempre es una buena idea, pues aunque parezca mentira, una vez pruebas eso de que se abra y cierre solo cuando vas a hacer la compra o cargar el carrito del peque de la casa, lo llegas a apreciar. ¿Me estaré haciendo viejo? ¿vago? ¿comodón? Podéis opinar en los comentarios.

Técnica

BMW 218d Gran Tourer

Bajo la piel del primer monovolumen y primer coche de tracción delantera con logo BMW, el Serie 2 Active Tourer y el Gran Tourer emplean la plataforma modular de tracción delantera UKL1. Creada para acomodar todos los modelos de MINI y los BMW del segmento C (Serie 1, Serie 2 MPV y X1 por lo pronto), la «licencia» de poder amortizarla en centenares de miles de coches permitió a la compañía bávara invertir en tecnología para su desarrollo.

Y esta se hace notar. Más allá de los escuetos datos técnicos (McPherson delante, multibrazo detrás), el monocasco hace uso intensivo de aceros de muy alta resistencia, mientras los propulsores pertenecen a la familia modular de la casa, con 500 centímetos cúbicos de cilindrada unitaria y carrera relativamente larga para su diámetro (84 x 90), y que dan lugar a combinaciones de tres y cuatro cilindros. En el caso que hoy nos ocupa, el 218d tira de un dos litros de cuatro cilindros diésel de inyección directa por conducto común con turbocompresor de geometría variable.


BMW 218d Gran Tourer

El motor eroga 150 caballos de potencia máxima a 4.000 vueltas, con 330 Nm de par desde 1.750 revoluciones por minuto. Se puede acoplar a una caja manual de seis relaciones o una automática de convertidor de par, también de seis relaciones.

Además, y sólo para las versiones 220d, a diferencia de todos sus rivales, se puede adquirir con tracción integral, lo que supone un extra interesante para aquellos destinados a circular por zonas con baja adherencia de manera frecuente.

Cómo se conduce

BMW 218d Gran Tourer

Sí, es un BMW, pero no, no puedes esperar divertirte con él entre curvas o discurrir por una carretera costera mientras el aire mece tu mano y escuchas al fondo «te gusta conducir». Cuando probamos el Active Tourer ya lo notamos, y el Gran Tourer no es distinto en nada.

Es un coche capaz. A nivel de motor, con un 80-120 en seis segundos y un 0 a 100 en 9,3 logra 29 puntos en nuestro sistema de medición de prestaciones, lo que está más que bien para un MPV de este tamaño. Y es que este motor diésel de dos litros con 150 caballos es capaz de mover con soltura al Gran Tourer para afrontar adelantamientos o repechos sin complejos.

La respuesta es muy buena. Suave desde casi el ralentí hasta el régimen de potencia máxima, sin tirones ni lag entre demandas al acelerador y respuesta del motor. La única pega del motor es que en frío vibra algo y suena tosco, algo que desaparece en cuanto coge temperatura (no hay aguja al uso, así que…).

Los consumos en «la vida real» están entre los 5,5 y los 6 litros cada 100 kilómetros, bastante cerca de los oficiales anunciados (4,3), por lo que puedes hacer largas kilometradas entre repostajes.

¿Y de chasis? Hay un selector de modo de conducción que modifica la respuesta del acelerador y la dirección. En modo «sport» el coche se convierte en una máquina con un tacto positivo, con precisión en las trazadas y con un peso adecuado en el volante, aunque con cero información del agarre disponible a través de él, para no variar con las tendencias actuales.

Muelles y amortiguadores están elegidos con mucho acierto. Permiten filtrar bien las irregularidades de la carretera, aún en pleno apoyo, sin que el coche descomponga la trazada, flanee o rebote. Pero tampoco resultan blandos en exceso, por lo que no hay cabeceo o balanceo «con rebote», por lo que el coche fluye entre curvas con facilidad.

No te divertirás con él, eso está claro, pero no te queda esa sensación que si se tiene con un C4 Picasso de que «el coche es torpe». Aquí no se «clava el morro» en la carretera, ni tienes que hacer esfuerzos para hacer que el coche trace.

BMW 218d Gran Tourer

Las pegas en conducción las ponen los neumáticos. Cuando probamos el Active Tourer con estas mismas gomas, nos tocó conducirlo en mojado, y no nos gustaron, porque les faltaba agarre en esas condiciones. En seco, si el asfalto está bien, resultan aceptables, pero si te encuentras con asfalto rayado (el de esas zonas donde se renueva y se pone para mejor drenaje) resultan demasiado sonoras, algo que se magnifica por la reverberación de un habitáculo muy grande y hueco, como buen MPV.

En ciudad, a pesar de ser un siete plazas, no resulta torpe o demasiado grande de maniobrar, por cierto.

Con todo, si hay que compararlo con sus rivales, te diré que su único rival directo, el Clase B, no va tan bien puesto a punto, resulta más seco, incómodo y ruidoso, y no fluye tan bien por las curvas. Entre los generalistas, sólo el C-Max podría tutearle en pisada en curva, pero el BMW tiene más y mejor motor.

Conclusiones

BMW 218d Gran Tourer

Como ya nos ocurrió con el Active Tourer, nos queda la sensación con el Gran Tourer de haber probado el que probablemente sea el mejor C-MPV del mercado. El problema es que ser el mejor de su categoría no le hace un «buen BMW» bajo los criterios históricos de la marca.

Si bien tiene un comportamiento intachable y un motor muy bueno, no tiene nada de «placer por la conducción», aunque sea el mejor en maneras en curvas, a discutir con el C-Max.

Y luego está el tema del precio. La versión probada está en 33.252€, con los siete asientos, cambio manual y el motor de 150 caballos. Lleva de serie faros de xenón (el de pruebas llevaba unos LED que son simplemente geniales) y el sistema de infoentretenimiento. Pero es que si miras un Grand C-Max equivalente, con 150 caballos diésel y siete plazas, este cuesta 26.275€ con el acabado Titanium. Son 7.000€ más a pagar por el BMW.

La cuestión es si el extra en calidad de acabados y materiales (que se nota mucho), en insonorización y ergonomía (se nota algo menos) en calidad de asientos y en tacto de motor (el del Ford es más musculoso pero también menos dulce), justifica ir a por el premium.

Otros coches equivalentes, como el Grand C4 Picasso, el Grand Scenic o el Zafira Tourer, no pueden luchar en comportamiento en carretera con el BMW, mientras que el Mercedes-Benz, su único rival premium, no tiene versión «grande» como la Gran Tourer, y tiene además pegas que ya te hemos comentado más arriba.

Si estuviera buscando un coche de este tipo ¿me lo compraría? Pues no lo sé. Probablemente pasaría tiempo probando el Ford y el BMW y haciendo cuentas en casa antes de decidirme, pero creo que al final acabaría con el Ford, porque la diferencia económica es demasiado grande como para justificar todo lo demás, sobre todo si acabas mirando también equipamiento de serie.

Vídeo

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