Gasolinero: profesión en proceso de extinción

Imagina la siguiente situación: estás viendo una carrera de coches, da igual que sea Fórmula 1, WTCC o la NASCAR. Uno de los pilotos empieza a ir corto de combustible, y se mete en la zona de boxes para repostar. Cuando llega allí, no encuentra a ningún mecánico. Se baja del coche y ve un surtidor que pone «Surtidor en prepago, por favor, acuda a caja». Hállase el piloto confuso y se dirige al box, donde le espera un mecánico de su equipo, que le ofrece chucherías o un boleto de lotería, además de lo que viene buscando.


El piloto no sale de su asombro, le dice que no, solo combustible, y el mecánico le pregunta si prefiere efectivo o tarjeta. Tras pagar un depósito entero, se dirige de nuevo al surtidor, descuelga la manguera y reposta él mismo. Cuando acaba, se vuelve a meter a su coche y reinicia la carrera. Solo ha perdido una cantidad de minutos suficientes para perder varias posiciones, él compite en un equipo «low-cost» y los demás sí tienen mecánicos que sirven combustible.

¿Te parece absurda la situación? Por un lado sí, eso no lo ves en una retransmisión deportiva, pero estás harto de hacerlo todos los días. Poco a poco nos hemos acostumbrado a la progresiva desaparición del empleado de gasolinera que nos echaba el combustible, y han ido siendo reemplazados por cajeros de supermercado. Ya es una situación harto habitual, pero hasta los cajeros pueden acabar desapareciendo por la vorágine del mínimo precio, cueste lo que cueste, y cueste lo que nos cueste.

Gasolinero: profesión en proceso de extinción

Antes de seguir, permitidme que haga un pequeño inciso y tire de batallita. Una profesión que duró siglos y que actualmente se encuentra desaparecida es la del aguador. Eran gentes que se dedicaban a la venta ambulante de agua, cuando no existía una red de suministro moderna, una forma de ganarse la vida aprovechando un paradigma clásico en economía: oportunidad de comerciar con un bien escaso. Los grifos acabaron haciéndolos desaparecer salvo en zonas concretas de Latinoamérica o el Magreb.


El empleado de gasolinera o homo sapiens gasolinerus puede acabar desapareciendo. Alguno de vosotros me dirá que solo echa combustible en gasolineras donde un empleado les preste servicio, ¡pues vaya suerte! Por la zona donde vivo tengo que estrujarme los sesos para recordar dónde me echa combustible un empleado, eso sí, en todos esos lugares hay cajera de supermercado. Los precios son más altos que los del Corte Inglés, así que no suelo necesitar mucho sus servicios.

Volviendo al tema con el que abrí esta reflexión, el del gasóleo a menos de un euro, hay que decir que unas cuantas de esas gasolineras no abanderadas no tienen ni siquiera cajera de supermercado. Allí solo nos espera una máquina que nos cobra y después nos permite descolgar una manguera y servirnos. No hay personal, ni seguridad social, 24 horas al día sin rechistar, y si acaso, un contrato de mantenimiento atendido por humanos cuando algo falla.

Como consumidores, tenemos el poder de elegir

En su día mandamos a la ruina al sector textil español seducidos por los precios de la ropa hecha en países emergentes por salarios que no proporcionan dignidad alguna, por prácticamente mano de obra esclava. Encontrar ropa hecha en España es harto complicado, incluso en marcas prestigiosas. Pero no pasa nada, le podemos echar la culpa al Gobierno de todo, es el saco de boxeo en el que liberar todas nuestras frustraciones y sinsabores.

Gasolinero: profesión en proceso de extinción

Los empleados de gasolinera no forman parte exactamente un gremio sobreprotegido, es un colectivo más bien humilde. Su salario neto está en la cercanía de los 1.000 euros, una cantidad que ya le gustaría cobrar a los nimileuristas, pero que no tiene nada de exagerada. Están en contacto con vapores del combustible, expuestos a atracos, riesgo de incendio, etc. A juzgar por nuestros hábitos de consumo, no parece que les echemos mucho de menos.


Progresivamente han ido cambiando sus responsabilidades, de llenarnos el depósito a vaciarnos el bolsillo con productos que la mayoría del comercio minorista puede batir fácilmente. Las gasolineras se están convirtiendo en supermercados Premium donde se puede echar combustible. Algunas grandes superficies han retorcido más el concepto, su atractivo es el supermercado o hipermercado, y el combustible lo ofrecen con muy poca ganancia, pero con el ánimo de fidelizar. Y para eso ni siquiera necesitan personal.

¿Es el combustible servido por gasolineras no abanderadas de peor calidad? Según los responsables de CLH, la empresa de logística de hidrocarburos, no. La diferencia entre el gasóleo con nombre comercial chachi-guay y el gasóleo de Combustibles Pepe solo debería ser de aditivos. Hasta aquí, la teoría, tanto unos como otros pueden adulterar la mezcla, garrafón para coches si lo preferís.

La mayoría de la gente dirá que son combustibles que no le importa echar a coches que no son suyos (empresa, alquilados…) pero que al suyo le da cosita. Pero va ganando terreno una minoría que directamente le da igual, y que su bolsillo no está para exquisiteces, si se ahorra 10 céntimos por litro, como si va rebajado con Cola Coca. A nivel personal sigo teniendo muchas reservas, y creo que la diferencia puede ir más allá de los aditivos. Esto es como lo de los alimentos preparados con «ingredientes 100% naturales». Seguro que no los han sacado de las huertas de los Hobbits, no te joroba… El Polonio también es un elemento muy natural, pero poco saludable.

Gasolinero: profesión en proceso de extinción

Cada uno hace con su bolsillo y su coche lo que quiere, faltaría más, pero conviene que hagamos una pequeña reflexión: ¿qué tipo de modelo de negocio estamos apoyando? La mayoría de los costes que soporta una gasolinera con servicio atendido son los salarios. Existe un margen de reducción en lo que se lleva el operador que abandera la gasolinera: Repsol, BP y CEPSA principalmente, ya que en España pagamos el combustible antes de impuestos de los más caros de la eurozona.


Si un día nos liásemos la manta a la cabeza y se hiciese viral una campaña para que nadie repostase en gasolineras no atendidas, seguro que se provocaría un intenso debate. Pero si pasamos por el aro y dejamos morir la profesión, seremos en parte responsables. Y se avecinan amenazas como las aplicaciones de pago móvil, que permiten elegir surtidor y pagar sin haber salido del coche, y directamente repostar sin más pérdidas de tiempo. Es un servicio cómodo, sin duda, pero que también pone en peligro empleos.

Al final, lo que ocurra será fruto del hacer colectivo, y dará igual quién esté en el Gobierno, que le echaremos igualmente la culpa. Los ciudadanos, como hemos adquirido el complejo de ser infantes prepúberes que no tienen responsabilidad alguna, no nos paramos a pensar en el resultado de nuestras decisiones. La culpa siempre será del Gobierno, que por cierto, es elegido por aquellos que ejercen el derecho al voto, y apoyado indirectamente por quienes votan en blanco, nulo, o se quedan en casa haciendo cosas más «provechosas».

Los precios de gasóleo a menos de un euro el litro no sé cuánto van a durar, es el producto de una concurrencia de factores: cotización del barril por debajo de 50 dólares, baja demanda estival de gasóleo, tensiones geopolíticas a la baja, etc. El que quiera aprovechar, que aproveche, son precios que no se ven en años, pero que como mínimo se plantee cuáles son las consecuencias de ahorrarse unos céntimos.

Gasolinero: profesión en proceso de extinción

No soy sospechoso de ser lobista de las gasolineras, son un mal necesario y podrían forrarse menos a nuestra costa… las empresas que las abanderan. Otra cosa es lo que se lleva el empresario que gestiona cada estación de servicio, y sus empleados. Puedo pagar menos en carburante usando trucos legítimos, como tarjetas de fidelización, sin poner en peligro el trabajo de nadie, y evitando la comodidad de usar aplicaciones para pagar. Tú también tienes ese poder, como He-Man, el dinero es el poder, úsalo sabiamente.

Nunca olvidaré aquella vez que fui a repostar a un pueblo de Galicia, donde no solamente me echaron el combustible, sino que me limpiaron el cristal gratis. Aún lo estoy digiriendo…

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