Este Volkswagen Derby se marcó una visita a su hogar de nacimiento

Nuestro protagonista es un sencillo Volkswagen Polo de dos puertas de segunda generación, concretamente denominado Derby. [Punto muerto] Metámonos por un momento en una clase de historia. La primera generación del Derby estuvo en producción entre 1977 y 1980, anteriormente conocido como Audi 50. Durante los primeros años, el Derby es todo un éxito en ventas con 72.412 unidades vendidas en 1977 (más que el Polo «normal»). A finales de 1980 se presenta la segunda generación tanto del Derby como del Polo. Para 1984 se reestructura la gama, siendo sustituido el nombre de Derby por el de Polo Classic que, debido a sus bajas ventas, se comercializó como Passat Stufenheck a partir de 1985. En aquel año, únicamente 5.044 unidades del Derby fueron comercializadas.


La mayoría de las piezas del Derby son intercambiables con las de las dos primeras generaciones del Polo, ya que solo cambian los paneles laterales y la puerta del maletero. La parrilla y los faros delanteros son idénticos, aunque para la segunda generación, las ópticas del Derby pasarían a ser rectangulares en contra de los redondos del Polo. Con el cambio de nombre en 1985, el Polo Classic vuelve a compartir parrilla y faros con los Polo hatchback y coupé.

Nótense las protecciones de plástico negro inferiores, los crossover no han inventado nada

El Derby, en su primera generación, tuvo cuatro variantes mecánicas de cuatro cilindros: un 0.9 litros de 40 CV, un 1.1 de 50 CV en versión normal y Formel E, y un 1.3 de 60 CV. Todos los motores estaban asociados a una caja manual de 4 velocidades. En su segunda generación, las motorizaciones también fueron de cuatro cilindros: un 1.0 con 40 o 45 CV dependiendo del año, el 1.1 de 50 CV que fue sustituido por un 1.3 de 55 CV (carburado hasta 1990, donde pasó a ser de inyección) y un motor diésel 1.3 de 45 CV que fue reemplazado por un 1.4 de 48 CV en 1990. Sus cajas de cambio fueron manuales de 4 o 5 velocidades.


Aunque la tercera, cuarta y quinta generación no nos incumbe demasiado tratarlas para nuestra historia, nunca está de más hacer alguna pequeña mención. La tercera generación de este modelo, a diferencia de las dos anteriores, no está diseñada a partir del Polo, sino a partir de la versión sedán del SEAT Ibiza, el Córdoba. Se mantuvo en producción hasta 2008. La cuarta generación se presentó en 2003 y se sigue fabricando a día de hoy. Tal y como lo fueron en su día las dos primeras genraciones, esta cuarta parte del Polo hatchback. Para el mercado ruso, sudafricano e indio se presentó en 2010 la versión sedán del Polo V, llamándose Vento en este último mercado. Se comercializa con motores de cuatro cilindros de 85 y 105 CV, FSI y TDI.

Y después de este repaso histórico, vayamos al relato que nos ocupa en sí.

Este Volkswagen Derby se marcó una visita a su hogar de nacimiento

El joven finlandés dueño del Derby y su novia estaban estacionados en una calle de Tallin, Estonia, con miles de kilómetros aún por delante y un Volkswagen blanco haciendo ruidos extraños. Un hipster apareció de la nada, puso su mano en el techo, los deseó suerte y siguió su camino en una bicicleta vieja. «Kōik saab korda» -«Todo saldrá bien«-, dijo el chico sonriente en estonio.

El viaje a Wolfsburgo, Alemania, comenzó en Helsinki, Finlandia, con la idea de devolver al humilde Volkswagen Derby al lugar donde fue construido hace más de 30 años. Nuestro protagonista fue adquirido por su dueño en 2013 por tan sólo 60 euros, con una junta de culata en mal estado. Una vez reparada, su dueño quiso hacer un viaje muy largo a través de los países bálticos y Polonia para visitar la ciudad que dio vida al coche. Durante la extensa vida de este sencillo Volkswagen, apenas había viajado unos 100.000 kilómetros, por lo que 3.000 kilómetros más eran pecata minuta.


El coche realizaba unos ruidos muy extraños. El único lugar abierto un fin de semana durante el viaje al sur fue un distribuidor estonio de VW que inspeccionó el coche y confirmó el problema: el cojinete de una de las ruedas delanteras. Aprovechando el porte, el otro cojinete delantero también fue cambiado. El coche se sentía mucho mejor sobre el asfalto. Afortundamente, las visitas turistícas mejorarían con el paso de los kilómetros. Llegando a Varsovia a través de la campiña polaca, nuestros finlandeses se toparon con una fábrica de FSO Polonez.

Los antiguos Fiat de construcción polaca se mostraron abundantes en Varsovia. Más tarde, en Dresde, Alemania, se encontraron un garaje especialista en Trabant al que pudieron acceder. Al día siguiente, visitaron el museo de la fábrica de Wartburg, en Eisenach. La mayor parte de la vieja fábrica fue arrasada, pero lo que queda es un edificio de ladrillo lleno de idiosincráticos coches de la Alemania Oriental y las historias que cuenta; un marcado contraste con la fábrica de vidrio y acero del VW e-Golf -anteriormente el Phaeton- en Dresde, que también visitaron.

Los días siguientes estarían sumidos en una lluvia incesante, pero el Polo parecía adaptarse a las carreteras alemanas desde la antigua Alemania Oriental hasta Nürburgring. No suele ser recomendable hacer un tour turístico de la famosa pista con una lluvia torrencial (y mucho menos en un econobox de 30 años), pero como la pista estaba abierta y no tan ocupada como de costumbre, una vueltecita no era tan mala idea. Por supuesto, eso fue después de tener las ruedas equilibradas en un garaje especialista en Porsche que insistía en trabajar en el Derby de forma gratuita.


Este Volkswagen Derby se marcó una visita a su hogar de nacimiento

Tras esa vuelta, era momento de dirigirse a Wolfsburgo.

El archivista de Volkswagen, el Dr. Ulrike Gutzmann, explicó que estos coches de los años ochenta ya no se veían en muy buenas condiciones, aunque los entusiastas de la marca a menudo se ponen en contacto con ellos para averiguar más sobre sus monturas

Este Volkswagen Derby se marcó una visita a su hogar de nacimiento

Un certificado firmado del origen del coche fue entregado, donde se puede observar la fecha de la estructura y la especificación original. Una visita a la fábrica, al museo y al parque Autostadt, el pequeño y modesto Derby se encontraba en Berlín preparándose para reposar durante un par de días. Lo había hecho bien.

«Cuando aparcamos el VW a bordo del ferry de regreso a Finlandia, empecé a apreciar que el viaje de dos semanas y casi 5.000 km habría sido casi imposible en 1986, cuando el coche era nuevo y la Cortina de Hierro permanecía intacta.» Los cruces fronterizos de Europa Oriental fueron una brisa comparada a los últimos años 80, y mientras que el coche se ha mantenido casi intacto desde que salió de la fábrica de Wolfsburgo, Europa no lo ha hecho. Entre sus dos casas, la fábrica y la pequeña ciudad finlandesa donde el Derby había pasado décadas, el cielo era alto y el camino era recto, con praderas abiertas en todas direcciones.

Pero en ningún momento el pequeño coche blanco sintió realmente todo lo que perdió.

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