El pasado y el presente del estilo del Audi A8

Pocos pondrán en duda que Audi es una de las marcas que lleva más al extremo en concepto de la unificación del lenguaje de diseño para toda su gama, y lo hace hasta un extremo que -incluso para los más observadores- llega a complicar adivinar qué Audi nos sigue a través del espejo retrovisor, o nos obliga a tener que buscar las siete diferencias -o valorar el tamaño- para saber si estamos hablando de un A3, A4, A6 o A8.

Es un tema sobre el que se ha debatido mucho, y aunque puedo entender las ventajas a nivel de imagen de marca, creo que cualquier aficionado al diseño coincidirá conmigo en que resulta un poco aburrida tanta uniformidad. De todas formas, y en honor a la verdad, esta tendencia a la estandarización estética en Audi viene de lejos, pues desde la década de los 70, los Audi 50 y 80 ya compartían lenguaje estético, algo que ha venido siendo una constante en la marca, y -también hay que decirlo- una tendencia consolidada en el resto de marcas premium alemanas.


Evidentemente, esta uniformidad no ha sido ajena al A8, un modelo que aunque con su propia personalidad, ha ido siguiendo las tendencias de la marca, una personalidad que vamos a analizar a través de las diferentes generaciones del A8.

Audi V8 (1988-1993), el predecesor del A8

Cierto, el V8 ni se llamaba A8, ni puede considerarse parte de la familia (podría considerarse una variante lujosa del Audi 100, un modelo con el que compartía gran parte del monocasco y componentes de su carrocería de acero) pero me he permitido añadirlo, pues no deja de ser un predecesor comercial y estético del A8.

El aerodinámico y funcional diseño del Audi 100 de 1990 marcó un cambio importante en el diseño de la marca, y con respecto a los Audi de generaciones anteriores (acordaos del famoso Quattro) y es que las lineas tensas, angulosas y cuadradotas dejaban paso a formas bien definidas pero muy suaves y aerodinámicas. Los volúmenes y amplias superficies planas seguían recordando a los de los primeros Audi 80, pero el diseño absolutamente funcional y sin apenas concesiones a la galería resultó revolucionario en su época, y -junto con el Quattro- sentó las bases de la imagen tecnológica, moderna y a la vez funcional de la marca.


Recuerdo que su diseño me impresionó y que algunos decían que su diseño era -no de forma oficial- de Giugiaro… cierto o no, resulta curioso que poco después de que apareciera el Audi 100, Giugiaro presentara el Marlin, un concept car al que solo le faltan los cuatro aros y la parrilla de Audi en el frontal…

Sobre el diseño básico del Audi 100, el V8 añadía un frontal con una parrilla que prefiguraba la que todos los Audi lucirían hasta la llegada de la single frame, y una trasera con unos grupos ópticos enormes que iban de lado a lado, diseñados de forma que subrayaban la anchura y volumen “cúbico” de su parte trasera, una característica que parece volver con fuerza en la última generación del A8.

El pasado y el presente del estilo del Audi A8

Audi A8 D2 (1994-2002)

Aparecido en 1994, el A8 era el modelo de representación que Audi necesitaba para poder jugar en la misma liga que Mercedes y BMW. Permitidme que me salga del tema para expresar mis dudas sobre la rentabilidad económica de estos coches, modelos que necesitan una enorme inversión para su diseño, desarrollo e industrialización, y que luego se venden en cantidades relativamente pequeñas… Cierto, rentable o no, Audi lo necesitaba -y necesita- para demostrar que está al mismo nivel que sus competidores alemanes.

El A8 inauguraba una carrocería construida íntegramente en aluminio, e incluía la tracción total; la idea era diferenciarse de los Clase S y Serie 7 con un producto de imagen tecnológica y moderna, y el concepto se trasladaba muy acertadamente a su imagen exterior. Relativamente discreto en su estilo y sin apenas ornamentos, su imagen discreta y aerodinámica pretendía sugerir un tipo de lujo diferente al de sus competidores, buscando un cliente más joven -al menos de espíritu- e interesado en la tecnología.


Su arquitectura de tracción total también permitía una silueta y volúmenes significativamente diferentes a los de las grandes berlinas de propulsión trasera, con un tren posterior más retrasado -lo que redundaba en una buena habitabilidad y accesibilidad posterior-, una mayor distancia entre ejes, y una cabina algo más adelantada. El lenguaje estético no era muy diferente al del A4 de la época, pero la solución casi minimalista y muy limpia del panel posterior y su especial silueta siempre me gustaron. Ah, un detalle que podría pasarse por alto; el discreto marco cromado en forma de “U” de la toma de aire inferior, un detalle que da cierta continuidad visual a la parrilla superior, un detalle que -quizás no de forma premeditada- adelantaba algo importante para la imagen de la marca.

Desde luego, si pudiera tener uno, lo elegiría en color “aluminio” -con los bajos en negro-, el color del material con el que está fabricado, y que diría que inspiró y condicionó len cierta forma las formas de su carrocería.

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Audi A8 D3 (2004-2009)

La nueva generación no suponía un cambio radical en las proporciones, se mantenía su especial silueta con una ligera forma en cuña, pero el coche ganaba presencia y rotundidad con una nervadura bajo la linea de cintura que añadía tensión, una nervadura nervio que se vuelve vertical en el frontal y sirve para enmarcarlo, añadiendo carácter. Todo el coche pierde sus redondeces, apareciendo lineas horizontales aquí y allá, elementos que ayudan aligerarlo un poco visualmente, aunque muy interesante me parece la solución para el panel trasero, limpia y con unos expresivos grupos ópticos traseros, elevados y trapezoidales, que remarcan una suave caída de un capó relativamente alto. Muy rotundo y elegante, y sugiriendo cierto dinamismo.


El A8 D3 inició su andadura con un diseño de parrilla delantera dividida, aunque si lo analizamos detenidamente, veremos que la parte superior y la inferior presentaban un clara unidad estilística, es casi como si de nuevo estuvieran insinuando algo…

Dos años antes de la aparición de la segunda generación del A8 -seguramente demasiado tarde como para influir en el diseño del A8 D3-, walter de silva fue nombrado en 2002 jefe de diseño de Audi, y en 2003 se presentaba el precioso Audi Nuvolari Concept, un prototipo que prefiguraba el que sería el nuevo diseño de la marca, y que mostraba por primera vez la famosa parrilla single frame (marco único). ¿Como llegó el equipo de De Silva a la idea de la single frame? Imagino que por un lado, no dejaba de ser la evolución natural de las parrillas divididas de los Audi precedentes, y que por otro, el bizarro Rosemeyer Concept del 2002 -que a su vez se inspiraba en los clásicos Auto Unión de carreras- les podría haber inspirado …

Como es natural, Audi no se arriesgó a estrenar la single frame en el A8, y la famosa parrilla apareció por primera vez en los A4 y A6 del 2004 -modelos dirigidos a una clientela más joven y receptiva a nuevas ideas-, y una vez se comprobó su aceptación, el A8 la estrenaba en su restyling del 2006. No es que el A8 careciera de atractivo con su tradicional parrilla partida, pero debo de reconocer que la rotundidad de la single frame le cae como anillo al dedo a un coche como el A8.

El pasado y el presente del estilo del Audi A8

Audi A8 D4 (2010-2017)

El A8 que acaba de ser sustituido y que fue diseñado bajo la tutela de De Silva quizás haya sido el más estiloso de la saga. Sus formas menos cúbicas, sus limpios laterales con sutiles hombros, la nervadura inferior que ascendía hacia su parte trasera, la superficie curvada de la parte superior de la tapa del maletero, su frontal relativamente limpio, con unos faros en los que la linea de led marcaba una expresiva mirada… Sin duda, se nota la mano “latina” del bueno de Walter.

Desde luego, el A8 D4 no asumía grandes riesgos estéticos, pero su rotundidad no carecía de cierta elegancia, y sus formas y volúmenes poseen la necesaria fluidez. Personalmente, nunca he sido muy fan del corte en el panel posterior -el que hunde la zona de la matrícula- y de como se integra con los grupos ópticos traseros, pero debo de reconocer que forma parte del carácter de los Audi de la época De Silva. Curiosamente, esta zona fue reestilizada, añadiendo un listón cromado horizontal que añade algo de pomposidad, y realza la horizontalidad, un motivo que adelantaba el lenguaje del A8 que acaba de aparecer.

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Audi A8 D5 (2017)

En 2014, Audi mostraba el Prologue, un concept car del que la marca afirmaba que avanzaba su nuevo lenguaje estético, un lenguaje que se traduce en el nuevo A8 D5, y que inevitablemente -y digo inevitablemente por lo aburrido de la homogeneidad-, llegará a toda su gama. Recuerdo haber visto el Prologue en directo, y aunque no me llamó especialmente la atención, si me pareció muy atractivo.

Pero el nuevo A8 D5 es otra cosa. Es evidente que Audi ha pretendido que su buque insignia tenga una imagen impactante, y desde luego que lo ha conseguido. El problema es que por el camino se ha perdido todo viso de elegancia y armonía.

Si empezamos por la enorme parrilla delantera, -a todas luces innecesariamente grande, pues tiene zonas laterales bloqueadas-, y con un borde superior demasiado alto. Veamos: si se pretendía un efecto de anchura, lo lógico hubiera sido que el capó delantero hubiera descendido un poco -como en el Prologue-, para conformar una parrilla algo más baja y a la vez, ancha. ¿No es absurdo ir agrandando la parrilla en todas direcciones para conseguir un aspecto lo más feroz posible?

El pasado y el presente del estilo del Audi A8

¿Ocupará la parrilla del Audi del futuro todo el frontal, literalmente? Pues parece que vamos por ese camino…

Por su fuera poco, rejillas adicionales laterales profusamente decoradas con cromados rematan el barroco trabajo de diseño, con un volumen general del voladizo delantero muy cúbico, que resulta visualmente pesado y recargado como pocos.

Algo más lógico resulta el lateral, aunque la verdad, no parece coherente que en la cintura tres tipos de nervaduras se peleen por el espacio en una zona tan estrecha ¿de verdad hacian falta todas? Seguimos recorriendo el coche hacia atrás, y nos encontramos un tercer volumen muy cúbico y con un prominente paragolpes trasero, un paragolpes que parece tener el único objeto de llenar por completo la plaza de aparcamiento –y el ego- del CEO de turno.

¿Son esas cosas de las esquinas los escapes, o son “embellecedores”? Da igual, sean lo que sean, rematan la aparatosidad que parecen haber perseguido los ¿estilistas? De este A8. ¿Minimalismo? ¿Eso qué es? Hasta 15 nervaduras horizontales he contado en el panel trasero…

Una pena, porque me viene a la cabeza el Quattro, el TT, el Audi 100, el primer A6, bastantes de los Audi de De Silva… y no puedo más que lamentar que Audi esté liquidando su rica tradición en el campo del diseño y estilo, será que los tiempos están cambiando, o que buscan un nuevo tipo de clientela.

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