SEAT 600 por Full Gas

    El coche es propiedad de Ángel, uno de los socios de Full Gas Garage. Se trata de un taller donde puedes alquilar un box con todo lo necesario para trabajar sobre tu propio coche, y cuando digo todo lo necesario es desde las herramientas hasta la cabina de pintura. También te pueden asesorar o ayudar si no estás seguro de la operación que vas a efectuar. Y por último, también se encargan ellos de reparar o preparar tu coche, como en cualquier otro taller. Si quieres destacar y no ser un taller de autoservicio más, has de hacer algo llamativo. Y es aquí donde llega el 600 de Ángel, bueno, de su padre para ser exactos.


    SEAT 600 por Full Gas«El coche era de mi padre. Siempre tiene trastos viejos que nunca arregla. Ahora tiene 8 coches viejos en casa», nos cuenta Ángel. «Al 600 no le hacía ni caso y como funcionaba me lo agencié». La base para un proyecto original y a bajo coste estaba lista. El 4 cilindros 750 cc de 25 CV de origen funcionaba como el primer día, aunque no se puede decir lo mismo de la transmisión con una marcha atrás recalcitrante y de un sistema eléctrico que tiene sus años.

    SEAT 600 por Full Gas

    Restaurar la carrocería habría supuesto un desmadre en el presupuesto (ridículo) de la preparación: lo lógico era optar por el estilo «rat», dejando así a la vista todas las heridas y marcas de la larga vida que tuvo el SEAT. Del mismo modo, el interior se quedaría en su estado original, es decir, sorprendentemente en buen estado. Es tan de origen que incluye las famosas estampas religiosas que parecían venir de serie en todos los SEAT de los 50 hasta los 80; sólo falta un «papá, no corras». De origen venía con un techo solar de lona y aquí está siempre abierto por cuestiones prácticas. Cerrar, cierra, pero la estanqueidad del techo es otra historia.


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    En este punto ya sólo falta ocuparse del chasis y dejar el coche tirado al suelo. Delante, se invirtieron las ballestas de origen. Es decir, están montadas al revés, mientras que detrás se usaron muelles de Fiat Uno Turbo. Junto con unas llantas de 12 pulgadas de diámetro pintadas en rojo, Ángel tiene así uno de los 600 más bajos del país. Y si bien toca en casi todas partes cuando circulas con el coche, no es suficiente ni tampoco está satisfecho con el resultado, pues los amortiguadores hacen tope u no tiene recorrido. De todos modos, como es un coche destinado principalmente para eventos, tampoco le  preocupa mucho más.

    La única dificultad fue encontrar neumáticos de 12». Como para coches no había, se decantó por gomas de scooter. Sí, esos semi-slicks son de motillo. En seco ofrecen un agarre excepcional, peor en mojado «prefiero, no saberlo» sentencia Ángel.

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    El toque final, lo da la boca de tigre en las aletas delanteras, heredada de los Flying Tigers. ¿Qué relación tienen los Flying Tigers con el 600? En principio nada, pero sí mucho que ver con los movimientos hot-rod y custom, y del cual el 600 es el representante español.

    Los hot-rod y custom vieron la luz en los años 30 en California, cuando algunos adolescentes de la zona empezaron a trastear con los Ford T para tener coches cada vez más rápidos. Tras la Segunda Guerra Mundial, muchos de los pilotos y mecánicos que habían vuelto a la vida civil, trabajaban como mecánicos, mientras que los pilotos seguían buscando el chute de adrenalina que les daba volar aviones militares. No tardaron mucho en aplicar la sobrealimentación empleada en los motores de aviones a los V8 flat-head de la época. La cuestión era ir cada evz más rápido y que el coche fuese cada vez más potente. Algunos nostálgicos empezaron a decorar sus coches como los aviones que habían pilotado, o como mínimo, lucían en el coche la insignia del escuadrón en el que habían servido.


    SEAT 600 por Full GasDe todos esos escuadrones, el más famoso y prestigioso fue el de los Flying Tigers y sus Curtiss P-40 Hawk. Los Flying Tigers eran un grupo de voluntarios estadounidenses que servían en China para defenderla del Japón Imperial. Su primera misión tuvo lugar tan sólo 12 días después del ataque en Pearl Harbor y se saldó con una aplastante victoria. De hecho, entre diciembre 1941 y julio 1942, los Flying Tigers acumulaban sonoras victorias con muy pocas bajas entre sus filas, cuando los EE.UU. alineaban derrota tras derrota. Los Flying Tigers dieron esperanzas a los demás -vencer a Japón era posible- y los convirtió en el escuadrón más famoso del conflicto mundial.


    A finales de los años 40, los coches que abundaban, por no decir sobraban en EE.UU. era los Ford T; fue el coche que motorizó los Estados Unidos. De ahí que los hot-rodders los usarán como base, pues les costaban dos duros. En España, el coche que nos motorizó fue el SEAT 600. No en vano se decía de él que era como el ombligo, que todo el mundo tenía uno. El 600 es nuestro Ford T particular y aunque muchos pongan el grito en el cielo es lógico que se usen para toda clase de preparaciones, desde las Abarth hasta un sencillo «rat» como el de Ángel.

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