«Radares» que multan por no usar el cinturón de seguridad, ¡qué gran idea!

Cualquiera que entienda un mínimo sobre seguridad en un vehículo estará convencido de que el cinturón de seguridad es el mejor salvavidas que hay, tanto delante como detrás -ejem, se me entiende- para cualquier tipo de pasajero. Los infantes y menores de 12 años tienen su equivalente, los sistemas de retención infantil (SRI), pero el objetivo es el mismo: evitar que los pasajeros salgan despedidos del vehículo o sufran daños al golpear contra el interior del mismo.

Sigue sin calar algo tan básico en ciertas personas, cada vez menos, y Darwin tiene la respuesta: se van extinguiendo. Si exceptuamos a quienes no tienen instalado cinturón de seguridad (por ser un modelo muy antiguo) o a quienes no lo usan por prescripción médica, no hay excusas. Ni los taxistas, ni los policías, ni el personal de ambulancia (obviando a los que van atendiendo al herido atrás); todos estamos sometidos a la dictadura de las leyes de la física.


«Radares» que multan por no usar el cinturón de seguridad, ¡qué gran idea!

Estas cámaras que ha instalado la DGT no son -técnicamente hablando- radares (no usan ondas de radio para detectar objetos), tienen la finalidad de empaquetar con 200 euros y tres puntos a los renegados que no se abrochan el cinturón de seguridad en vías extraurbanas. El 60% se ubica en carreteras de doble sentido, el restante en vías de alta capacidad. Me parece una idea estupenda, siempre y cuando no genere falsos positivos (banda del cinturón con el mismo color que la ropa, mala visibilidad e imagen borrosa…) ni los conductores de vehículos históricos empiecen a ser fritos a multas.

El año pasado el 23% de los fallecidos que viajaban en turismos o VI ligeros en vías extraurbanas no usaban el cinturón de seguridad, 159 personas

El importe de la sanción no es demasiado disuasorio, debería costar 10 veces más, ya que el coste que implica para la sociedad un «desarraigado» supera holgadamente los 2.000 euros: lucro cesante, ambulancias, hospitalización, posibles atascos, sepelios… por no hablar de daños sentimentales, por definición incalculables. Cuando se empezaron a perder puntos por no utilizar el cinturón su uso mejoró sustancialmente, y es uno de los grandes éxitos del carné por puntos: puedes creer en él, o no, pero te lo vas a abrochar por cojinetes.


El debate sobre si es o no recaudación es completamente estéril e innecesario, salvo que haya que interponer recursos de forma masiva por falsos positivos. No, no se trata de recaudar, se trata de salvar vidas, aunque sea gente que la desprecia la propia o no la valora. Todos conocemos a un cabezabuque que espera a que el chivato del cinturón de seguridad o una sonora bronca le haga abrocharse al asiento. Y, lamentablemente, aún queda mucho que hacer. Conozco muchísima gente, entre ellas reputados periodistas de motor, que cuando viajan en un autobús o una furgoneta es como si lo hiciesen en un vehículo que no cumple las leyes de la física.

Cuando se viaja en un autobús con cinturones de seguridad, obligatorio de instalar en interurbanos desde hace una década, su uso también lo es. La sanción es siempre para el pasajero, nunca para el conductor. Recuerdo lo que decía un difunto familiar: «o arroz con leche, o dos con tortas», que podemos traducir como o te lo abrochas por las buenas, o por las malas. La tecnología permite que sea por las malas. Se lleva años dando el coñazo con su utilidad, su necesidad, y su eficacia. Es un debate más que superado. Lo de no abrocharse el cinturón por si hay un incendio es un argumento tan rancio como las pelucas blancas en la Ilustración.

En cerca del 1% de los vehículos controlados en fase de pruebas se han detectado conductores sin cinturón de seguridad. Es un porcentaje muy pequeño, pero siguen siendo muchas personas

En una primera fase estas cámaras no emitirán multas, sino cartas de aviso. Pasado el primer mes, ya enviarán multas. Su número aumentará próximamente hasta 277, y si de mí dependiese, serían miles. Superar el límite de velocidad en unos pocos kilómetros por hora puede ser absolutamente inofensivo, pero ir sin cinturón no lo es. Las cosas no ocurren, hasta el momento en el que ocurren. Esta vez la DGT ha tenido una idea acertada, que tendrá efectos tangibles en la seguridad vial, y que supondrá ahorros millonarios a la sociedad. Habrá quien se queje, seguro, aunque todo esto sea por su bien. Que se quejen todo lo que quieran, pero con el cinturón de seguridad abrochado.


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