Nuevo Mercedes-Benz GLC

    Nuevo Mercedes-Benz GLC

    El nuevo GLC nace como sucesor de aquel D-SUV premium, pero rompe con prácticamente todos los vínculos familiares. Nace a partir de la misma plataforma modular del Clase C, reaprovechando en gran medida el habitáculo. Dimensionalmente estira la batalla respecto al sedán, se acerca en medidas al X3, aunque con un techo más bajo (es «menos SUV» y «más CUV», con 4,68 metros de largo, 1,89 de ancho y una batalla de 2,87 metros), pero con la idea de favorecer el espacio en las plazas traseras y no sacrificar maletero. De hecho, por dentro es más capaz que un Clase C convencional, al tiempo que da mayor sensación de amplitud por tener más espacio para las cabezas dentro.


     

    De hecho, el GLC no sólo tiene más batalla que un Clase C, sino que también tiene 6 centímetros más que el X3, por lo que juega con ventaja en espacio en las plazas traseras gracias a ello. Con 580 litros de maletero, tampoco habrá quien se queje de falta de capacidad para transportar equipaje.

    A nivel técnico, el coche se ofrecerá, como ya sucede con el Clase C, con varios tipos de suspensión. Dos de ellas son suspensiones pasivas de muelles helicoidales y amortiguadores, una más deportiva que otra, mientras que hay como tercera opción una suspensión neumática de altura variable que, además, se puede combinar con un pack para conducción fuera de carretera que le sacará más provecho y hará del GLC un SUV realmente capaz fuera del asfalto (o al menos eso promete Daimler).

    Para su estreno europeo, el coche empleará dos motores diésel y uno de gasolina, más un híbrido enchufable con motor de gasolina. Los diésel son los 220d y 250d de 170 y 204 caballos respectivamente, mientras el gasolina es el 250 de 211 caballos, todos con tracción integral 4matic. El híbrido se llama 350e, y tiene 327 caballos, también con tracción integral 4matic, empleando el mismo cuatro cilindros de 211 caballos del 250 «convencional». Los consumos arrancan en los cinco litros del 220d, aunque pueden bajar más en el híbrido enchufable, que además es capaz de rodar 34 kilómetros en modo eléctrico puro.


    El coche resulta hasta 80 kilogramos más ligero que su antecesor, a pesar de contar con más tamaño y tecnología abordo, favorecido por el uso de aceros de muy alta resistencia y un nuevo sistema de tracción total (que envía más par al tren trasero que al delantero de inicio) y una nueva caja de cambios más ligera de nueve relaciones automática 9G Tronic.

    Mercedes-Benz hace especial hincapié en las capacidades todo-terreno del coche, algo que nos resulta especialmente llamativo, ya que en este segmento D-SUV premium, sólo el Cherokee tiene capacidades reales fuera del asfalto y protecciones disponibles para los bajos, mientras Q5 y X3 son eminentemente asfálticos.

    Con todo, a nivel estético el GLC resulta, además de más aerodinámico, mucho mejor integrado en el resto de la gama (se parece horrores al GLE y al GLA), algo que le ayudará a ofrecer menos resistencia visual (el GLK era un caso claro de «o te gusta o lo odias»). Valorando todo lo especificado en la nota de prensa oficial del coche, y a falta de probarlo, parece que será un producto «redondo», con ciertos aspectos «a lo monovolumen» (ofrece más espacio que el Clase C y versatilidad) y una estética que ahora mismo es la que más gusta en un mercado SUV-adicto.


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