Los coches actuales se llenan de equipamiento inútil

    Ford se basa en sus propias ventas de automóviles para determinarlo. Uno de cada tres Ford vendido en Europa en 2014 equipaba una ayuda al aparcamiento (34 %) y más de la mitad equipaban un regulador de velocidad (52 %). Este aumento es constante desde hace unos años por lo que Ford determina que hay una evolución en los gustos de los conductores. Sin embargo, se olvida que muchos de esos equipamientos forman parte de la dotación de serie o están incluidos en paquetes de opciones. Por lo tanto es un poco prematuro afirmar que son elementos que el cliente desea. ¿Han sido un factor de compra determinante? No está nada claro, pues mucha gente no usa el equipamiento y otra ni se acuerda que está ahí.


    Quiero un coche, no un smartphone

    Los coches actuales se llenan de equipamiento inútilLos analistas de JD Power son los primeros en calmar el entusiasmo de Ford, así como el de muchos otros fabricantes. En su último informe sobre hábitos de consumo del equipamiento electrónico, el 2015 Driver Interactive Vehicle Experience Report (o DrIVE), puede uno leer que el 20 % de los compradores de vehículos nuevos en EE.UU. no ha usado nunca 16 de las 33 tecnologías incluidas en los coches y en el informe. En el Top 5 del ranking de la tecnología que nunca usan nos encontramos con el servicio de conserje del coche (43 %), el acceso a internet (38 %), el sistema de aparcamiento automático (35 %), el head-up display (33 %) y las apps incluidas en el sistema multimedia del coche (32 %).

    Además, según JD Powers hay 14 tecnologías que el 20 % de los clientes no quieren en su próximo coche, como Apple Car Play y Google Android Auto, el servicio de conserje y servicios de mensajería (SMS, WhatsApp) vía voz. Y en el caso de la Generación Y (los nacidos entre 1977 y 1994), el porcentaje de usuarios que no quieren sistemas de entretenimiento y conectividad a bordo sube hasta el 23 %.


    Los coches actuales se llenan de equipamiento inútilY eso nos lleva al segundo punto del estudio: si la ayuda electrónica o la app no ha convencido al cliente en los 30 primeros días de uso del coche, es casi seguro que no la volverá a usar nunca. Y es que algunos de esos sistemas están lejos de funcionar a la perfección, especialmente el del aparcamiento automático. En las presentaciones para prensa, estos sistemas funcionan siempre muy bien. Claro, estamos en un entorno controlado y con los coches dispuestos de la mejor manera posible. Sin embargo, y a excepción del sistema de los Volkswagen, todavía estoy por probar un coche en una situación real del día a día en el queel sistema funcione correctamente. Entre un sistema que te deja mal aparcado a medias (Toyota, por ejemplo) o simplemente que ve huecos donde no los hay y otro que no es capaz de ver un hueco grande como para dejar Hummer H1 (Ford o Volvo, por ejemplo), seguiré aparcando yo mismo el coche. Y esa es otra de las razones por las que el cliente, en realidad, no quiere esa funcionalidad: no le va a convencer en los 30 primeros días.

    Menos conectividad

    Entre esas funcionalidades que no le interesan ni remotamente al cliente, el 20 % de los encuestados por JD Power nombran a Android Auto y Apple CarPlay. Si uno se fía de los fabricantes da la sensación que no se puede tener un coche sin CarPlay o Android Auto. La mayoría prefiere seguir usando su móvil, lo cual, además de ser ilegal es sobre todo muy peligroso.

    Los coches actuales se llenan de equipamiento inútilSegún varios estudios, como el de la Universidad de Strasburgo, se estima que la actividad ocular del conductor -especialmente la exploración visual- disminuye un 50 % cuando habla con un pasajero con respecto a cuando conduce solo. Y es algo que he experimentado en propia carne. De las dos multas que tengo, siempre me han pillado porque los pasajeros me hablaban y no iba tan atento al entorno de la carretera (Mira que se veían a leguas con el trípode…).


    Volvamos a los equipamientos tecnológicos. Entre las razones más frecuentes para no querer una determina funcionalidad en sus coches hay dos que son recurrentes: «no lo veo útil» y «venía en un pack, pero no la quería». También es verdad que JD Powers matiza su estudio explicando que la influencia del comercial a la hora de vender el coche es primordial. El automovilista usará con más frecuencia un sistema cuando el comercial se habrá tomado la molestia de explicarle como funciona y efectuar una demostración. Es un esfuerzo que el comercial no siempre tiene ganas o el tiempo de hacer.

    Pagas por algo que no querías

    Al final, la sensación que se llevan muchos automovilistas es la de pagar por una tecnología que no solamente no van a usar, sino que en primer lugar no han pedido. Es verdad que le da una imagen premium y/o tecnológica al fabricante, pero en el fondo al cliente eso le da igual.

    Cuántos sistemas equipa un coche y nadie los usa. Por ejemplo, los diferentes modos de conducción personalizables de Audi o los modos de conducción preestablecidos que ofrecen muchos fabricantes. Ya sabes, los típicos «Eco», «Confort» y «Sport». ¿Cuántas veces realmente se utilizan? Cuando pruebas un coche vas cambiando para determinar si se aprecian los cambios, si vale la pena, cuál está mejor logrado, etc. Pero en realidad, como conductor, lo dejas en el que más que te gusta: al azar, el «sport», y usas el «confort» dos veces al año cuando tienes que llevar a tu abuela que está mal de la espalda, por ejemplo.


    Los coches actuales se llenan de equipamiento inútilOtro sistema que considero irrelevante en un coche es la conectividad con Facebook o los mensajes de texto por voz. ¿Realmente tienes que mirar la actualización del estado de tu ex novia del instituto en Facebook mientras estás en el coche? ¿Mirar Facebook es algo que no puede esperar a que pares para repostar? Si es así, me temo que tienes un problema. En cuanto a lo del mensaje de texto vocal, si vas sólo en el coche aún puede tener cierta utilidad, pero si vas con más gente se pueden dar situaciones muy tensas, vergonzosas, cómicas, etc.

    Al final, esta carrera al equipamiento tecnológico es una guerra de imagen entre fabricantes. Pero también es un pulso que tienen con el público, sin que se dé cuenta, para crear demanda mediante una oferta forzada y sobreabundante. Cuando los coches sean autónomos, serán funcionalidades muy importantes, pero mientras llega esa realidad, no son tan importantes como nos lo quieren hacer creer.

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