Aunque hubo varios prototipos anteriores, Audi fue el primero en producir en masa un cinco en línea de gasolina, Mercedes se adelantó en diésel dos años antes
Hoy haremos un repaso de la historia del motor cinco cilindros de Audi, un repaso a sus inicios modestos, a cómo poco a poco fue derivando hacia las prestaciones, cómo alcanzó su culmen en el Grupo B con el Audi Quattro y lo que es hoy: un propulsor peculiar y eficaz capaz de dar vida a los deportivos más radicales de la marca de los cuatro aros.
El diseño de un cinco cilindros tiene como ventaja sobre un cuatro cilindros una mayor suavidad. Al haber un solapamiento entre las carreras de explosión de más de un cilindro a la vez, el equilibrado es superior. Por otro lado, respecto a un motor de seis cilindros, ofrece menos resistencia interna al movimiento por tener menos piezas móviles y sus rozamientos asociados. Es apto para colocación tanto en sentido longitudinal como transversal.
Como hemos mencionado hace un momento, este motor fue presentado en agosto de 1976 en el Audi 100 y fue el primer motor de cinco cilindros gasolina que se montó sobre un coche de calle. Conocido internamente como Typ 43, nació para posicionarse por encima de su predecesor en el mercado. Según sus desarrolladores, los motores de cuatro cilindros de aquellos tiempos no eran adecuados para lograr tal objetivo. Por ello, a comienzos de los años 70 los ingenieros de Audi consideraron la posibilidad de introducir motores de cinco o de seis cilindros en línea.
Estos últimos fueron descartados debido al espacio requerido para su instalación y al desfavorable reparto de peso, así que los ingenieros de Audi optaron por el motor de cinco cilindros en línea, basado en el un cuatro cilindros ampliamente utilizado por el grupo Volkswagen durante los años ’70. El motor de cinco cilindros derivado de esta familia, con 2.144 centímetros cúbicos, rendía 136 CV a 5.700 RPM, sin turbo. Un moderno sistema de inyección incrementaba la eficiencia y la entrega de potencia.
Ya en 1978, Audi presentó la primera versión diésel: un motor atmosférico de dos litros de capacidad con una potencia de 70 CV, aunque en 1984 contaría con una versión sobrealimentada de 87 CV
Un año después, el primer motor de cinco cilindros de gasolina turboalimentado hizo su debut con una potencia de 170 CV y 265 Nm de par máximo. Dicha versión impulsaba al entonces nuevo tope de gama, el Audi 200 5T, lanzado en 1980. A partir de este año y esta versión, las bases del motor de cinco cilindros se irían perfilando hasta como lo conocemos hoy en día. Ya en el Salón de Ginebra, en marzo de 1980, Audi presentaría el Quattro, derivado del Audi Coupé.
Con él, su tracción total, sus 200 CV y sus derivados del mundial de rally (A1, A2, Sport y S1), ganando el mundial de constructores y pilotos en 1983, Audi forjaría la leyenda del Quattro y su cinco cilindros. Con la versión Sport Quattro Audi ponía de venta al público la versión de calle de su coche de rallyes, para homologar este último. Contaba con 300 CV bajo el capó, era 24 cm más corto, además de contar con vías ensanchadas. Encontrar uno es realmente difícil, pues solo 214 ejemplares fueron producidos.
A pesar de la retirada de Audi de los rallyes, en 1986, se produjeron otros éxitos destacados en las carreras. En 1987, Walter Röhrl ganó la subida al Pikes Peak con el Audi Sport Quattro S1. El coche de competición entregaba casi 600 CV y logró completar la subida norteamericana en 10 minutos y 47,8 segundos, marcando récord en su momento. Y en el campeonato americano de turismos IMSA GTO, Audi destacó en 1989 con su puesta en escena al ofrecer 720 CV y 720 Nm, con un motor de poco más de dos litros de capacidad.
Audi presentó otro hito en la historia de la automoción en el Salón Internacional del Automóvil de Frankfurt de 1989: el Audi 100 TDI. Fue el primer coche de producción equipado con un motor diésel de cinco cilindros turboalimentado, y el primero dotado de inyección directa controlada electrónicamente. Este motor, con una capacidad de 2.5 litros, generaba una potencia de 120 CV.
Al mismo tiempo, Audi continuaba refinando su gama de motores de cinco cilindros gasolina. En 1994 llegó al mercado, con ayuda de Porsche, el Audi RS 2 con 315 CV. Con la potencia de un coche de competición y una carrocería familiar, creó un nuevo segmento y la división RS para los Audi más deportivos. Pasaron unos cuantos años hasta que volviesen a fabricarse motores de este tipo.
En 2009, la marca alemana volvió a retomar el bloque de cinco cilindros, es esta ocasión con turbocompresor e inyección directa de gasolina, instalado en posición transversal en el Audi TT RS. El motor de 2.5 litros de capacidad rendía una potencia de 340 CV. También ofreció un rendimiento excepcional en el RS 3 Sportback y en el RS Q3. Este último, con 370 CV, es el SUV compacto más radical del mercado. El TT RS plus, que Audi presentó en 2012, rendía unos impresionantes 360 CV. Hoy, el 2.5 TFSI en el Audi TT RS rinde una potencia de 400 CV. No está nada mal después de 40 años.
Un jurado internacional compuesto por periodistas especializados del motor ha elegido al 2.5 TFSI de cinco cilindros «Motor del Año» siete veces consecutivas desde 2010. Por tanto, poco más se puede decir a parte de «¡larga vida a los cinco cilindros!». Sin embargo, muy pocos fabricantes han apostado por este diseño. Han llegado a utilizarlo Fiat, Volvo, Mercedes o Ford, y poco a poco están desapareciendo en favor de los cuatro cilindros turbo, más compactos y con los que es más fácil cumplir normativas anticontaminación.
Varios de estos coches pueden verse en el Audi Forum de Neckarsulm (Alemania), en la exposición «De cero a 100», destacando el Audi 100 (C2) 2.5 y el Audi 100 (C3) 2.5 TDI. Estarán expuestos hasta el 6 de noviembre, por si podéis pasaros a verlos.
