La DGT evalúa el uso de avionetas y drones además de los Pegasus

La DGT evalúa el uso de avionetas y drones además de los Pegasus

Los helicópteros dedicados actualmente para vigilar los cielos -Pegasus- en algunos casos están próximos a finalizar su ciclo operativo, y se busca racionalizar el gasto asociado. Por eso, en algunas «misiones» la DGT empleará medios áereos más adecuados, como drones para corta distancia o avionetas para largo recorrido. El comunicado de la DGT dice lo siguiente respecto al avión que vemos en la imagen: «[…] dispone de un rango de velocidades de operación compatibles con las velocidades de tráfico, autonomía y alcance elevado y posibilidad de embarque de sistemas de captación de imágenes, entre otras.»


Este aparato cuenta con dos motores ROTAX 912S3 de cuatro cilindros y cuatro tiempos, 100 CV cada uno, con los que puede volar hasta seis horas (o 1.000 kilómetros) con un consumo de 34 litros/hora y 200 litros de combustible. Su velocidad máxima operativa es de 274 km/h, pero puede volar como poco a 90 km/h, por lo que sí, sirve para vigilar el tráfico y en caso extremo puede seguir a alguna «liebre» que no sea segura de interceptar por coches patrulla.

La DGT asegura que solo ha hecho vuelos de prueba y que no ha emitido ninguna sanción

Cuenta con un sistema multisensor denominado MRI (Multisensor Reconocimiento e Identificación) desarrollado por Indra, que incluye radar, cámaras de televisión e infrarrojos. Este avión ya se ha utilizado para la vigilancia fronteriza por parte de Agencia Europea de la Guardia de Fronteras y Costas (Frontex) y la Guardia Civil. Los sensores se encuentran en la panza del avión, y en principio puede funcionar incluso de noche. Esta es una diferencia fundamental respecto a los helicópteros.

Con certificación IFR puede volar a ciegas, otra cosa es que los sensores capten algo. Desde luego el radar Seaspray 5000E permite localizar «blancos» (sic) tanto en tierra como en el aire. En cuanto al módulo de cámaras, es un Ultra Force 275 HD, que puede ofrecer una imagen de televisión de alta definición. Vamos, que puede tirar multas y poco discutibles. Tiene un estabilizador de imagen de cuatro ejes, así que en principio saldrá la matrícula perfectamente legible dentro de su radio de acción.


Otra característica importante es que este avión tiene capacidad STOL, es decir, puede operar en prácticamente cualquier aeródromo (carrera de aterrizaje y despegue corta) y repostar con gasolina de automoción. Desde el punto de vista de la seguridad vial puede ser una poderosa herramienta, pero obviamente es un arma de doble filo, también puede utilizarse para aumentar el poder sancionador. Resulta francamente difícil escapar de este tipo de aviones, desde luego para el ciudadano corriente.

El coste de cada avión de este tipo difícilmente bajará de 400.000 euros con su equipación, cada 2.000 horas requiere una revisión

En cuanto a los drones, por sus características, y salvo que empecemos a meternos en tecnología militar -donde todo es posible pagando la barbaridad correspondiente- tienen un alcance limitado y tienen un radio de acción mucho más pequeño. Puede servir como apoyo para la labor de los agentes de la Guardia Civil de Tráfico, esperemos que de forma constructiva y no simplemente sancionadora.

Por el tono de la nota de prensa se entiende que tanto el avión de marras como los drones representan un ahorro económico respecto a los helicópteros Pegasus. ¿Y por qué no emplear ese dinero para hacer carreteras más seguras? Falso dilema, la DGT depende del Ministerio del Interior y carece de competencias para obra pública. La responsabilidad del mantenimiento de las vías corresponde a sus titulares, por lo que ese debate es estéril. Dentro del presupuesto del Ministerio se puede asignar dinero para la vigilancia aérea.

Según el fabricante, sus costes operativos son «extremadamente asequibles»

Desde luego los Pegasus han hecho numerosas pilladas, tanto a los que pasan bastante de las normas de circulación como a ciudadanos corrientes a los que han sorprendido corriendo de más, leyendo un libro mientras conducen, usando el teléfono móvil o no utilizar el cinturón de seguridad. Estos nuevos medios aéreos aumentarán la presión y tendremos todos que ir con más cuidado porque podemos estar siendo vigilados sin percatarnos de ello. Un operador a bordo puede tener toda la información de los sensores en pantalla y remitirla a tierra con un enlace de datos (data link) en tiempo real.


¿Existe alguna contramedida para la avioneta? No se me ocurre una forma de hacerlo que sea económica o legal, más allá de tener muy buena vista y percatarse de su presencia mientras conducimos. Para cuando la silueta del avión es reconocible y ya no se confunde con las típicas Cessna que se mueven en los pequeños aeródromos, los sistemas de vigilancia electrónica ya pueden habernos captado hasta el color de los ojos, y obviamente también la matrícula.

De momento es un único avión -que sepamos- y carecen de homologación para tirar multas. Si finalmente la DGT adopta esta tecnología, quedarán pocas opciones salvo portarse bien, lo cual es, en definitiva, lo más seguro para todos.

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