De acuerdo a esta reglamentación, DMC podrá producir un máximo de 325 réplicas anuales, al ser un modelo que ha superado los 25 años. La producción durante el primer año será de un coche al mes, pero en 2018 se acelerará el proceso -ojo- a un coche cada semana. Si todo el papeleo prospera a tiempo, en el primer trimestre de 2017 volverán a las calles. El tope teórico es el que marca la legislación, 325 coches al año. Con semejante tirada, los valores residuales no deberían bajar rápidamente.
Obviamente, no llegarán tal cual dejaron de salir de Belfast en 1982. Para empezar, los stocks de motor PRV 2.8 V6 se terminarán algún día, y DMC calzará ahí un motor más contundente. La configuración V6 es la más obvia, el coche ya está diseñado para tener uno. Por un lado está un candidato de origen General Motors, y por otro lado está un fabricante que no puede ser revelado todavía porque se está homologando el candidato. Lo conoceremos en torno a marzo.
Bajo el portón trasero entrarán entre 350 y 400 CV
Otras modificaciones que recibirán los DMC-12 son frenos más potentes, llantas de mayor diámetro (más que nada, para que quepan los frenos), un interior de aspecto más moderno y un equipo de música que no funcionará con musicasetes. Habrá que reunir 100.000 dólares para hacerse con uno. Sí, es mucha pasta, pero a cambio llevarse un DMC-12 nuevecito no es ninguna tontería.
