En la parte inferior del paragolpes encontrarmos unas luces LED con motivo de bandera de cuadros, y tienen múltiples usos. Se integran ahí los antinieblas, luces de posición, luces de curva y haz de largo alcance. El grupo óptico superior se encarga de la iluminación de cruce, intermitente y función diurna. La palabra «Clio» desaparece del portón trasero, y las ópticas se han oscurecido.
Las llantas de 18 pulgadas son de nuevo diseño
Al igual que en el modelo que sustituye, se puede elegir en tres sabores o chasis: Sport, Cup y Trophy. Los dos primeros se pueden elegir con 200 CV, el último solo con 220 CV. Renault no detalla ningún cambio en los propulsores y erogan la misma potencia que estaban dando. La caja de cambios se mantiene, la EDC de doble embrague y seis velocidades.
El chasis Sport es el adecuado para el uso diario, con llantas de 17 o 18 pulgadas. Los que busquen una mayor deportividad tienen el Cup, que es más rígido y se asocia solo a 18 pulgadas de rueda. Es un poco menos cómodo para usarlo todos los días, pero el coche no es tan incómodo ni radical como fue el Clio RS de la generación anterior.
Finalmente queda el chasis Trophy, preparado para digerir los 20 CV adicionales, con la suspensión rebajada 20 mm delante y 10 mm detrás. Además, el Trophy se puede encargar con una línea de escape firmada por Akrapovič, que no solo proporciona un sonido más bronco y cañero, también ayuda al motor 1.6 Turbo a subir de vueltas con alegría. Esta oferta de escape es única en el segmento B deportivo, y por qué no decirlo, en la integridad del segmento B.
El Clio RS Trophy alcanza 235 km/h, 100 km/h en 6,6 segundos y los primeros 400 metros en 14,5 segundos. Es el tracción delantera más rápido de su categoría en Nürburgring
Aunque Renault pone en la nota de prensa como «novedades» el Launch Control, el selector de modos de conduccion RS Drive y el sistema telemétrico RS Monitor, todo eso ya lo tiene el Clio RS desde su lanzamiento en 2013.
