Recordemos que los modelos diésel que Volkswagen, Audi y Porsche han vendido en Estados Unidos, más de medio millón, se anunciaron como «Clean Diesel». ¿Por qué ese nombre, diésel limpio? Se ofrecían, por primera vez en mucho tiempo, motores diésel que cumplían la normativa ambiental de todos los estados, incluyendo el de California. En aquel año, 2008, las normas californianas eran de las más duras del mundo en ese sentido.
Volkswagen, BMW y la entonces DaimlerChrysler empezaron a ofrecer motorizaciones diésel que se podían ofrecer en todo el país, como una alternativa a los motores de gasolina para los que hacen grandes kilometradas (o milladas). En aquel país el gasóleo bajo en azufre (Low Sulfur Diesel) es más caro por galón, y un diésel es más caro por definición, pero a largo plazo se podría recuperar por la diferencia en rendimiento, que allí miden en millas por galón (cuantas más hace, más eficiente).
A fin de cuentas, es un país enorme, donde los grandes trotadores pueden hacer cientos de miles de kilómetros. El problema es que esos motores se anunciaron como limpios, y era falso. Los motores «Clean Diesel» pueden llegar a emitir en la carreteras de Estados Unidos hasta 40 veces más óxidos de nitrógeno de lo que estipulan los límites. Y eso, hablando en plata, es un engaño al consumidor.
Solo Volkswagen se gastó decenas de millones de dólares en publicidad, incluyendo la final de la Superbowl, con tarifas astronómicas
Ahí va un ejemplo. Es un anuncio de la serie «Old Wives’ Tales», traducido libremente como «cuentos de viejas». Estos anuncios han sido retirados de los perfiles oficiales de Volkswagen, por razones obvias, pero los mantienen en Youtube personas independientes o algún concesionario despistado. En esta pieza concreta se desmitifica el olor del escape de los petroleros, no huelen mal (stinky en inglés).
https://youtu.be/PHPfS-Qf51s
En realidad, los «Clean Diesel» solo eran limpios en las pruebas de homologación, prueba para la que estaban especialmente preparados
La publicidad de las marcas europeas en general han tratado de quitar hierro a las creencias arraigadas respecto a los motores diésel, ancladas en los años 80, cuando sus prestaciones eran lamentables, echaban más humo que una locomotora, etc. Se suponía que ahora los diésel competían de tú a tú con los gasolina. Pero ha resultado ser un fraude, de momento solo en el caso de Volkswagen.
El organismo estadounidense exige al fabricante una compensación a los clientes en concepto de daños morales y pérdida de valor residual de sus coches. Los daños se cifran en «miles de millones de dólares». Ojito con ese tipo de cifras…
En enero la demanda contra Volkswagen por parte del DoJ puede alcanzar un monto de 46.000 millones de dólares, que se sumarían a los hasta los más de 20.000 millones de dólares de sanción de la EPA (hasta 37.500 dólares por unidad vendida). Podría aproximarse todo a 100.000 millones de dólares, o como dicen por allí, 100 billion USD. Es una barbaridad de dinero, como diría Fry, «un gritón de dólares».
La posibilidad de que Volkswagen pague semejante sanción es casi nula. Lo más realista es que se llegue a un acuerdo extrajudicial (settlement) por el cual se acabe el litigio, que es lo habitual en casos de gran envergadura. Las pérdidas vendiendo Bugatti Veyron o Volkswagen Phaeton van a pasar a ser anecdóticas comparadas con las pérdidas que va a suponer el negocio de los «Clean Diesel» en un país que los odiaba.
Volkswagen tiene trabajando a abogados expertos en grandes marrones, como los que defendieron a BP por el vertido de una planta petrolífera en el Golfo de Méjico. Ninguna empresa automovilística se ha enfrentado a sanciones tan brutales en Estados Unidos. Las multas impuestas a Toyota, General Motors o Ford por sus errores en el pasado quedarán, a escala, como simple calderilla.
