«Tras 44 años, al fin podemos ofrecer un descapotable sobre la base del Clase S», declaró Ola Källenius, máximo responsable de marketing y ventas en Daimler AG (y ex presidente de AMG).
Como es habitual en este segmento, Mercedes opta por una clásica, elegante y ultra espesa capota de lona. De hecho, Mercedes asegura que es uno de los cabrios más refinados del mercado: doble acristalamiento, juntas de aislamiento en las puertas y una nueva capota de 3 capas.
Los elementos aerodinámicos también ayudan a reducir el nivel sonoro. Por ejemplo el spoiler delantero incorpora unas pequeñas protuberancias en su parte inferior, debajo de las tomas de aire, que producen unas turbulencias que, según Mercedes, anulan parte del ruido del aire al circular.
El mismo deseo de aislamiento del aire y del cambio de temperatura a bordo destaca en el interior. A nivel de diseño nos encontramos con el mismo salpicadero e interior que en el Clase S Coupé: esa sabia mezcla de modernidad y tradición que le da un aire neo retro, casi steam-punk. Sin embargo, en términos de equipamiento, el Clase S Cabrio incorpora redes cortaviento (AIRCAP), una nueva función del AIRSCARF, esas bocas de ventilación a la base del reposacabezas que soplan aire frío o caliente para que así se pueda circular siempre con la capota abierta independientemente de la temperatura del exterior.
Del mismo modo, «el climatizador utiliza 12 sensores y 18 actuadores para poder proporcionar una temperatura ambiente ideal en cualquier condición». Uno de esos sensores controla incluso la calidad del aire que es captado al exterior antes de enviarlo dentro del habitáculo.
Sin duda el nuevo Clase S Cabrio es una obra maestra de ingeniería (repleta de los más avanzados sistemas de seguridad activa y pasiva), como siempre en el Clase S, pero tomarse tantas molestias en hacer un descapotable para luego aislar al máximo sus ocupantes del exterior me parece, como mínimo, curioso.
Por último, mencionar que la gama de motores incluye el V8 de 4.7 litros y 455 CV, en el S500 asociado al cambio automático 9G-Tronic de nueve relaciones, y el 5.5 litros AMG de 585 CV y 900 Nm en el AMG S 63 4Matic que autoriza un 0 a 100 km/h en 3,9 s a pesar de sus 2.185 kg de peso.
