Una de las piezas más importantes de la primera entrega de Fast & Furious fue, sin duda alguna, el Toyota Supra naranja que el protagonista de la película ensambla en el taller de Dom. Sobre el papel, el coche era un Supra biturbo, pero en la realidad, las cosas son más simplonas, tratándose el coche de base de un Supra atmosférico de 220 caballos, así que eso de dominar el mundo de las carreras callejeras parece un poco fuera de su alcance, y nos recuerda la importancia de incorporar sonidos en post-producción para simular las válvulas de descarga de los turbocompresores.
Sea como sea, el caso es que uno de los coches empleados en la película (el de la escena final), montado por Eddie Paul en The Shark Shop, saldrá a subasta de la mano de Mecum Auctions (más información aquí). El coche está repasado para lucir como nuevo, y aunque no sea tan potente como se contaba en la película, al menos tiene todos los elementos estéticos necesarios para hacer soñar a su nuevo propietario.
Se espera que se paguen por él hasta 200.000 dólares. Y, la verdad, tras ver cómo el precio de esta generación del Supra se disparaba tras su aparición en la película, no nos extrañará que alcance y supere esa cifra.
