El Grupo PSA espera que Opel proporcione beneficios en 2020, con un margen del 2%, mientras que con General Motors se esperaba un retorno para 2018. En 2026 Opel ya rendiría al 6%. Los americanos se quedan con el centro técnico de Turín (GM Powertrain), pero los franceses se quedan con Rüsselsheim, seis fábricas de automóviles, cinco fábricas de componentes y sus 40.000 empleados. Los fondos de pensiones quedan garantizados, se hace cargo GM.
Todos los modelos de Opel y Vauxhall que General Motors diseñó permanecerán así hasta que PSA vaya reemplazando todo con su tecnología. Eso incluye modelos como el Insignia o el Mokka X. Ya los reemplazos generacionales serán todos de origen PSA/Opel. Se esperan sinergias en compras, producción e i+D que ahorren 1.700 millones de euros anuales.
Aparte, General Motors y sus filiales deben suscribir obligaciones en PSA por 650 millones de euros, que equivalen al 4,2% del capital del fabricante francés, con un vencimiento a 9 años. Pasado ese plazo, General Motors saldrá del capital de PSA. No obstante, los americanos no tendrán derecho a voz ni a voto.
Esta operación no está definitivamente cerrada, quedan algunos flecos y que se reciba el visto bueno de las autoridades. A fin de cuentas la integración de Opel dentro de PSA supone el segundo grupo automovilístico europeo, solo estará por delante Volkswagen, que es inalcanzable a día de hoy.
Tras la adquisición, PSA/Opel será el principal fabricante en España
Si bien no se han anunciado recortes ni despidos, que nadie los descarte. En el caso español, la viabilidad de Vigo (PSA) y Figueruelas (Opel) está fuera de toda duda por su tamaño y carga de trabajo. En una situación mucho más delicada está Villaverde (PSA), con una carga de trabajo inferior al 50% (debería andar por el 80% para ser rentable) debido a que solo produce un modelo, el C4 Cactus, y no se vende todo lo bien que debería. Ahora PSA y Opel combinan 21 centros de producción, uno por lo menos echará el cierre.
