WRC 2017 vs WRC 2016, ¿qué cambia en la normativa?

No solo eran vehículos más potentes sino que la aerodinámica empezaba a cobrar cada vez más protagonismo, con aditamentos aerodinámicos que dotaban a los vehículos de un aspecto monstruoso y que se volvieron casi imprescindibles para poder digerir los casi 500 CV de potencia que desarrollaban aquellos motores. Sin embargo, las precarias medidas de seguridad unidas a los cientos de personas que se agolpaban a los bordes de las pistas hacían de los rallyes un espectáculo peligroso. Los dramáticos accidentes de Vatanen en Argentina, Santos en Portugal y Toivonen-Cresto en el Tour de Corse de 1986 pusieron punto y final a una categoría que aumentó su leyenda con aquellos trágicos episodios.


Con el objetivo de recuperar esa espectacularidad que caracterizaba a aquellas máquinas, el Consejo Mundial del Motor establece en 2015 un cambio en la normativa de los WRC que entrará en vigor en la próxima temporada y que tendrá como resultado unos vehículos más rápidos, efectivos y espectaculares, manteniendo la seguridad de los actuales WRC.

WRC 2017 vs WRC 2016, ¿qué cambia en la normativa?

Las medidas están destinadas a aumentar el espectáculo y la efectividad de los WRC

En cuanto a normativas técnicas, el primer paso ha sido cambiar el diámetro de la brida del turbo, elemento que limita la entrada de aire a este sistema de sobrealimentación. A más diámetro de brida, más aire que entra al sistema y por lo tanto, más potencia. En los actuales WRC con motor 1.6 Turbo, el diámetro de brida es de 33 mm, alcanzando unos 310 CV. En los WRC 2017, el tamaño de este elemento alcanzará los 36 mm, pasando a generar alrededor de 380 CV, manteniendo la arquitectura del motor y la presión de soplado del turbo.

Por otro lado, tenemos que hablar de peso. Los WRC 2016 tienen un peso mínimo de 1200 kg. Para el próximo curso los fabricantes deberán poner a dieta sus máquinas, ya que el peso mínimo se reduce en 25 kg, pasando a ser de 1175.


El aumento de potencia y la reducción de peso se traducen en una mejor relación peso-potencia, mayor agilidad en zonas reviradas, y mayor aceleración y velocidad punta. Es decir, el paso por curva de los vehículos será más rápido y espectacular, pero también más exigente para piloto y copiloto.

Como modificación estética más destacada tenemos el ancho del vehículo, que pasa de 1820 a 1875 mm, es decir 55 mm más de ancho de vías, ganando en estabilidad y aplomo sobre el firme. Esto se va a traducir en unos WRC más anchos, con aletas delanteras y traseras más musculosas, que además podrán incorporar conductos de refrigeración para los discos y pinzas de freno. ¿Recordáis las monstruosas aletas traseras del Renault 5 Maxi Turbo?

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Más potencia, más control, más seguridad

El aumento de las cotas de los vehículos conlleva un aumento del tamaño del voladizo delantero, permitiendo su ampliación en unos 60 mm adicionales y pudiendo incorporar elementos aerodinámicos que contribuyan a aumentar la carga aerodinámica. El parachoques trasero podrá ser ahora 30 mm más largo, así como los faldones laterales, umbrales y montantes de las puertas. El alerón trasero aumenta también sus dimensiones, ya que por normativa debe sobresalir 50 mm por detrás del parachoques trasero, así como el difusor, que a partir de ahora contará con unas dimensiones máximas específicas, pudiendo introducirse hasta 50 mm en el voladizo pero dejando total libertad en sus formas.

Por otro lado los nuevos WRC 2017 podrán recuperar el diferencial central con control electrónico. ¿En que se traduce todo esto? A partir de ahora los vehículos serán mucho más estables en fases de aceleración sobre cualquier tipo de terreno, mejorando la seguridad y reduciendo las pérdidas de tracción.


Finalmente, y aunque es una medida que no ha sido aprobada definitivamente por la FIA, los actuales fabricantes han llegado a un acuerdo para mejorar algunos elementos de seguridad en sus vehículos, introduciendo una mayor cantidad de material de absorción de impactos (espuma) en las puertas, alcanzando los 90 litros de este material.

Y una última medida: Los requisitos de homologación van a permitir que cualquier coche de producción de más de 3900 mm de largo pueda ser escogido como base para un WRC. De este modo se amplía el abanico que poseen los fabricantes a la hora de escoger una base para un potencial competidor para el Campeonato del Mundo.

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Citroën, Ford, Hyundai, Toyota, Volkswagen… ya acumulan miles de kilómetros de test probando sus nuevos modelos

Ahora que tenemos unas reglas definidas, ¿se volverá el World Rally Championship más espectacular para el aficionado y atractivo para los fabricantes? La respuesta a la primera cuestión es todavía una incógnita. Lo veremos en el mítico Rally de Montecarlo, que se disputará en los alrededores de la localidad de Gap entre el 18 y el 22 de enero de 2017.

Para la segunda pregunta, podemos destacar la presencia de un nuevo constructor a partir del próximo curso. Este nuevo fabricante no es otro que Toyota. La marca nipona vuelve al mundial 18 años después que jubilar un Corolla que cosechó cuatro victorias, treinta podios y un Campeonato de Constructores. En la próxima temporada lo hará con el Yaris, en un nuevo equipo bajo el paraguas de Toyota Gazoo Racing, equipo gestionado por el tetracampeón Tommi Mäkinen. Pero no lo hará con el Yaris que ya conocemos, sino con el nuevo modelo que llegará a la cadena de producción en 2017.


Por si esto no fuese poco, habrá novedades en los equipos ya habituales. Después de tomarse un año sabático en 2016, Citroën reemplazará su exitoso DS3 por un novedoso WRC que utilizará como base el nuevo C3 presentado hace unas semanas. M-Sport mantendrá el Fiesta WRC como montura para 2017, pero éste empleará como base el futuro Fiesta que se presentará a finales del presente año. Hyundai volverá a apostar por un i20 que ha dado pasos agigantados en 2016, y que modificará su aspecto, cambiando la actual carrocería de cinco puertas por el Coupé de tres. ¿Y qué pasa con los actuales dominadores del campeonato? Volkswagen seguirá apostando por el Polo, adaptándolo a la nueva normativa y reforzando los pocos puntos débiles que posee el coche dominador de las últimas tres ediciones del campeonato.

En 2017 no volveremos a escuchar un motor cinco cilindros rugiendo por los bosques finlandeses. No veremos un coche italiano vestido con los colores de Martini Racing. Tampoco maniobrarán con torpeza en las horquillas más cerradas. Lo que está claro es que ésta es la revolución más importante desde el nacimiento de los WRC, y que la temporada 2017 se presenta muy interesante. Veremos que nos depara… pero, de momento, tenemos que contentarnos con fotos y vídeos de los tests de las monturas de la próxima temporada.

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