La cifra «540» viene, como es habitual en la marca, de la potencia del motor. Son 540 CV a 7.500 RPM -y ojo, 540 Nm de par máximo- sacados al motor 3.8 V8 biturbo. Es caballería suficiente para alcanzar 320 km/h, o 200 km/h en solo 10,5 segundos. Insisto, es su modelo de acceso a gama. El consumo es bastante razonable, un poco menos de 11 l/100 km. Según McLaren es casi 150 kg más liviano que su competidor más cercano en báscula, siempre que el cliente escoja entre los extras las «lightweight options».
Con un peso mínimo en vacío de 1.311 kg hablamos de 412 caballos por tonelada, y el 42% se apoya en las ruedas delanteras. Transmite la potencia a través de una caja de cambios automática secuencial de siete relaciones. Si a alguien le interesa el dato de la aceleración 0-100 km/h es de solo 3,5 segundos, aunque en el segmento los hay más rápidos.
No busquéis muchas diferencias con el McLaren 570S Coupé, porque son prácticamente iguales, y solo un entendido en McLaren va a saber distinguirlos. Bajo la carrocería, está más enfocado al confort y utilización diaria, con una suspensión de dobles trapecios con tres ajustes, entre carretera y circuito. No tiene un diferencial autoblocante, aunque sí un diferencial electrónico (mediante frenos) que la marca llama «Brake Steer».
Las llantas, específicas para este modelo, son de 19″ delante y 20″ atrás, siempre con neumáticos Pirelli PZero desarrollados específicamente para la gama Sport Series de McLaren. El cliente puede escoger dos acabados para las llantas. Por cierto, es un modelo de propulsión trasera, tanto el R8 como el 911 Turbo S tienen tracción total. Su aerodinámica está enfocada tanto al agarre como a la alimentación y refrigeración del motor central trasero.
Del interior sabemos que es simple, pero con materiales lujosos y el equipamiento tecnológico imprescindible: pantalla táctil para equipo de música, navegación, teléfono con Bluetooth y esas cosas. Las entregas comenzarán el año que viene, pero los concesionarios de la marca ya aceptan pedidos.
