Érase una vez el Porsche Boxster Concept

En este contexto, el entonces director de Porsche, Wendelin Wiedeking y su equipo tuvieron la clarividencia de pensar que la solución debía de venir de la mano de un nuevo deportivo más accesible y fabricado mediante un proceso productivo más eficiente, y por ende, más económico. Porsche empezó por firmar un contrato de colaboración con Toyota, que asesoraría a la marca alemana en el diseño de un nuevo proceso productivo, más eficaz y eficiente, y enfocado a conseguir una calidad de fabricación constante, evitando reprocesos. Si no has oído hablar del método de fabricación Toyota -del que soy fan-, te recomiendo que investigues un poco.


Corría 1993 cuando Porsche presentó en el Salón de Detroit el Boxster Concept, un anticipo de lo que sería el Boxster de producción que vió la calle en 1996, y en el que suponemos que Porsche empezó a trabajar a principios de la década de los 90. La elección de Detroit no fue casual, pues por aquel entonces, el 60% de las ventas de Porsche iban a parar a EE.UU. y el concepto casaba a la perfección con lo que entonces buscaba la clase media norteamericana. La presentación fue todo un éxito, y pocos meses después, Porsche anunciaba oficialmente que el modelo pasaría a la producción.

Érase una vez el Porsche Boxster Concept

El concept car

Lo primero que me llamó la atención del Boxster Concept fue su reducido tamaño y contenidas proporciones. Medía solamente 4.115 mm de longitud, bajo, no muy ancho y muy, muy compacto, hacía pensar en “el Miata de Porsche”, ya que aunque Porsche no anunciaba datos técnicos, el espacio para el motor se adivinaba reducido, por otro lado, las discretas entradas de aire tampoco parecían anunciar un motor muy potente… Diría que por sus proporciones, mas que un 6 cilindros, el concept car parecía la “caja” ideal para un 4 cilindros bóxer… Recuerdo que en su día me hizo pensar en una potencia -de la época- de unos 160 o 180 CV, es decir, una especie de Miata con motor central, algo más rápido, y un poco más enfocado a la eficacia.


Por lo que respecta a su estilo, el joven Grant Larson -bajo la dirección de Harm Lagaay- diseñó un exterior muy inspirado en el famoso 550 Spyder -fijaos en la forma en la que desciende el largo capó trasero desde justo después de los asientos, en las aletas traseras- con un lenguaje muy minimalista y con unas curvas y proporciones sencillamente deliciosas. Las curvas de las aletas traseras, más que fuerza aportan ritmo, compensan el descenso de su capó trasero, y aportan movimiento.

Los grupos ópticos delanteros también tenían un diseño interesante, y sus discretas y muy trabajadas tomas de aire -acabadas en un bonito efecto de color bronce- ponían la justa nota de ruptura y color. Da igual el ángulo desde el que lo mires, el coche siempre te devuelve una forma sutilmente sensual y a la vez discreta, con la belleza de una delicada bailarina.

El color del interior no podía haber sido mejor elegido, y en contraste con un tono exterior que sugiere pureza y ligereza, el marrón rojizo del interior resulta acogedor, natural, clásico, y al mismo tiempo, extrovertido. Stefan Stark se encargó de su diseño y realizó un gran trabajo, con un diseño interior que llama poderosamente la atención por sus formas orgánicas y detalles tecnológicos. Un detalle interesante es la forma en la que la carrocería conecta con el interior a través de la parte superior de las puertas, “entrando” en el habitáculo; misma solución que Mazda ha empleado en el MX-5 ND.

Esta filosofía -que pretende diluir la separación estética entre el exterior y el interior-, continúa en la pieza que aloja los relojes y en la consola central, una cónsola que muestra una preciosa palanca de cambio con parte de su mecanismo a la vista… precioso. Muy detallista, incluía una especie de ventiladorcitos en las salidas de aire que a mi me parecen supermegachulos. También son interesantes los detalles retro construidos en un plástico traslúcido anaranjado, que adornan algún detalle interior y que también se pueden ver en el logo Boxster exterior.


En resumen, un concept car compacto y con un diseño de inspiración clásica, pero a la vez fresca, y que está envejeciendo realmente bien.

Érase una vez el Porsche Boxster Concept

Del concept car al Boxster de serie

La primera generación del Boxster se presentó en 1996 -solamente tres años y medio después que el prototipo-, y aunque mantuvo la idea general y parte del lenguaje estético, creció en longitud hasta los 4.315 mm (nada menos que 20 cm) y también en volumen general, no es que fuera un coche grande, pero parecía quererse alejar de forma clara del tamaño del MX-5. Por lo que respecta al diseño, perdía bastante del delicado equilibrio de volúmenes, y sobre todo, sus superficies y curvaturas no eran tan elegantes y sutiles como las del concept car. Los 200 CV del Boxster de primera serie eran una cifra respetable para la época, y acababa de situar al nuevo modelo alemán en un escalón claramente superior al resto de roadsters compactos. Por si fuera poco, y para acabar de marcar distancias, poco después apareció la versión S con 250 CV.

El coche fué un éxito de ventas inmediato, y como sus costes de fabricación -gracias a la ayuda de Toyota- eran relativamente reducidos, el coche fue lo bastante rentable como para equilibrar la balanza económica de la compañía. Luego vinieron el Cayenne, y después el Panamera -los coches que han hecho a Porsche una de las marcas más rentables, o la más rentable-, modelos a los que algunos ven como males necesarios para que la marca de Stuttgart sobreviva y pueda seguir fabricando el Boxster y el 911.


Porsche ha ido evolucionando poco a poco el Boxster, un deportivo que ha ido creciendo paulatinamente, tanto en tamaño -que ha pasado de los 4.315 x 1.780 mm de la primera serie hasta los 4.379 x 1.801 mm del actual-, como en potencia, que de los 200 originales ha aumentado hasta los 300/350 CV de los actuales 718 Boxster y 718 Boxster S, solo que esta vez con cuatro cilindros en vez de seis. El precio del Boxster actual está en consonancia y aunque menos caro que el 911, el Boxster básico cuesta 61.500 Euros, y a poco que lo equipes con sensores de parking, paravientos, y alguna cosilla más, se te va a ir a 70.000 €urazos.

El Boxster se ha ido adaptando a los tiempos, y es que la clase media -para la que estaba pensado el concept car– ha ido menguando, y por otro lado, cada vez hay más ricos. Ciertamente, el Boxster es mucho más maduro que el original, mucho más eficaz y refinado y el 718 Boxster está a un nivel de prestaciones, refinamiento y efectividad con el que ni soñaban los super coches de hace un par de décadas… Uno podría preguntarse si -ya que el Boxster actual ha “crecido”, vuelve a haber espacio para un coche como el pequeño Boxster Concept de 1993…

Sé que no va a suceder, porque probablemente no sería rentable, o -como algún directivo de la marca afirma-, porque no encajaría con el posicionamiento y clientela de la marca, pero si no te importa, deja que sueñe con tener un Boxster Concept en mi garaje, un coche apenas más grande que el MX-5, solo un poco más potente, y con un chasis tan equilibrado como siempre lo ha sido el del Boxster.

Érase una vez el Porsche Boxster Concept

¿No te gustaría?

Añade un comentario de Érase una vez el Porsche Boxster Concept
¡Comentario enviado con éxito! Lo revisaremos en las próximas horas.

End of content

No more pages to load